martes, 21 de agosto de 2012

Las fallas del sistema


La película La educación prohibida plantea la necesidad de un cambio en las instituciones escolares.


Txt. Florencia Dopazo

La educación necesita aprender. La escuela –que se considera la principal forma de acceso al aprendizaje- data de 200 años de antigüedad, por lo que su estructura y sus prácticas resultan obsoletas para las necesidades de los educandos que viven en el siglo XXI. Esta es la idea central que plantea el documental La educación prohibida, una exposición de las fallas del sistema, que muestra además la urgencia de generar un cambio.

Hace tres años, Germán Doin egresaba en la carrera de producción y dirección de radio y televisión. Pero aquel título,  lejos de acarrear el olvido de todo lo relacionado con las instituciones académicas, despertó dudas e inquietudes propias de su condición de estudiante, las cuales decidió plasmar en el cine. “La película está destinada a personas como yo, que reflexionan sobre este tema y que a diferencia mía no pueden buscar explicaciones sobre esto. Ya sean maestros que se están formando, chicos que van a la secundaria, o adultos”, le contó el director a  Cultra

Durante dos horas y veinticinco minutos, el espectador contempla un repaso cronológico de la historia de la educación, comenzando por una interesante explicación sobre su origen. Germán sostiene que conocer de dónde viene la escuela otorga muchísimas herramientas que permiten pensar por qué realizamos determinadas acciones de manera casi automática. Además, genera una postura crítica sobre el mantenimiento de esas estructuras, que no han sido transformadas ni actualizadas. El film se completa con 90 entrevistas a docentes, psicopedagogos y especialistas que no sólo enumeran un listado de falencias, sino que además plantean modos alternativos de enseñanza.

Uno de las particularidades de La educación prohibida es la manera en que se realiza su distribución. El largometraje puede verse en la página oficial de la película, donde está disponible para su descarga. Además, cuenta con una licencia copyleft, lo que permite que cualquier persona pueda reproducirlo, copiarlo, reeditarlo y proyectarlo, con la única condición de que sea sin fines de lucro. Gracias a este permiso, ya se programaron  más de 200 presentaciones en 24 países.

Otro punto a destacar es el modo en que se financió el film. “Escoger subirlo a internet y compartirlo,  implica que tenemos una lógica comercial completamente diferente a los de las películas tradicionales, que son financiadas por los privados o por el INCAA en la Argentina, se venden y están pensadas para generar alguna ganancia. Nosotros no teníamos esa intención”, explicó Germán. Por eso con Verónica Guzzo, la productora, implementaron lo que se conoce como financiamiento colectivo (o crowdfunding) : compartieron su proyecto en las redes sociales, manifestaron cuáles eran sus necesidades para llevarlo a cabo, y la gente interesada en dar su ayuda –ya sea económica o de otro tipo- podía hacerlo y convertirse así en coproductor. Actualmente, el documental cuenta con 704 colaboradores, uno de ellos fue Gastón Pauls, que  ofreció su participación y fue protagonista de las escenas de ficción.

A tan sólo ocho días de su estreno mundial, las cifras evidencian el fuerte apoyo recibido hasta el momento: 30 mil personas la vieron en proyecciones independientes, tuvo más de un millón novecientas reproducciones en You Tube y 170 mil descargas directas. “La educación prohibida” ya está generando la reflexión y el debate que tanto buscaban sus creadores, y que es sólo el primer paso de muchísimos tantos necesarios, para lograr el cambio, y que, finalmente, la educación aprenda.




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