Cultra adelanta The Internship
Txt Casandra Scaroni
Una comedia con los nombres de Owen Wilson y
de Vince Vaughn no puede ser más que una
buena noticia. Y si a estos gigantes con cara de tontones se les suma Shaun Levy,
(el director de las dos Una noche en el museo o de Gigantes de acero) y una
aparición de ese animalote salvaje que es Will Ferrell, se sabe que se está ante la presencia de una señora comedia.
The Internship es una de esas películas que
hacen sentir bien desde el comienzo. No en vano lo primero que se ve es
a estos dos vendedores que son Owen Wilson ( Nick) y Vince Vaughn ( Billy) cantar a grito pelado
Ironic de Alanis Morissette. Porque así como el mix de canciones que tienen
preparado en el auto para subir el nivel de motivación antes de ver a un
cliente, la película también apuesta a mantener un ritmo acelerado de gags y de
comicidad en aumento, y lo hace con la fluidez de quien sabe cómo narrar.
La historia es casi un cuento de hadas
laboral: dos cuarentones sin gran formación se quedan sin trabajo de la noche a
la mañana. Sin muchas expectativas de futuro
deciden arriesgar la nada por el todo y anotarse en una suerte de
pasantía en Google. Así como en la pequeña obra maestra que es Old School de
Todd Philipps ( también con varios de los
nombres que forman esa cofradía denominada nueva comedia americana:
Vince Vaughn, Will Ferrell, Luke Wilson)
The Internship es una película de segundas oportunidades y también de
burlar la idea de fracaso. La Google de fantasía a la que llegan los vapuleados
Nick y Billy es una especie de panacea en donde todo es posible, y esto abarca
desde cualquier comida que se les ocurra gratis, hasta la satisfacción del
poder en manos de los perdedores con buen corazón de siempre.
Y si bien es cierto que la moraleja está servida desde el vamos ( podría ser una versión cómica y cinematográfica de la
fábula de la liebre y la tortuga, por ejemplo), nada de eso importa porque el
placer de ver los diálogos superpuestos y filosos de los buenos de Owen y Vince
le gana a cualquier mensaje de autosuperación. Es que no hace falta ser la
persona más ñoña del planeta para disfrutar un partido de Quidditch ( el
jueguito con la escoba entre las piernas de Harry Potter) que se logra dar
vuelta con la historia de la chica de Flashdance como gran inspiración.
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